lunes, 30 de mayo de 2011

De los Asaltos...


Eráse una vez, un lugar dónde los adolescentes cumplían un ritual mágico, sublime, y hasta podría decirse iniciático. Un lugar dónde este ritual marcaba de algún modo el fin de la infancia y, con inocencia, tanto para chicos como para chicas, los introducía en el mundo del amor. Ese ritual que debía llevarse en la casa de algúnmiembro del grupo, de noche, y en lo posible liberado de la censurante mirada de los padres dueños de casa, se denominaba Asalto. Sí, los viejos y ya fabulosos Asaltos, que lejos de lo que puede parecer hoy día, nada tenían que ver con la delicuencia juvenil o la inseguridad.

El "Asalto" eran fiestas organizadas por adolescentes o jovenes que se realizaban en casas de familia, siempre uno del grupo ofrecía su casa. El protocolo indicaba que los varones debían llevar la bebida y las mujeres las cosas para comer. Esta modalidad de fiesta, según narra la leyenda comenzó en los años cincuenta cuando un chico de cierto grupo de amigos ofreció su casa (a escondida de sus padres) una noche para organizar una fiesta. Desde ese día la práctica se fue repitiendo y popularizando y, como el grupo que organizaba la fiesta tomaba la casa de los padres del anfitrión por asalto, literalmente, este tipo de fiestas comenzó a denominarse así: Asaltos.

Organizar un asalto era todo un evento y, para un grupo de adolescentes, organizar el primer asalto marcaba el fin de una etapa y el comienzo de una nueva, mucho más promisoria, marcaba en ingreso al mundo de la caza amorosa, pues más allá de pasarla bien, escuchar música, divertirse y bailar, el objetivo principal era poderse "apretar" a la chica (o al chico en el caso de las mujeres) que te gustaba. En muchos casos, donde el nivel de organización era más complejo, los chicos solían preparar las luces para el evento que consistían en unos cuantos portalámparas conectados en serie dentro de latas de durazno a manera de spots cuyas bocas se cubrían con papel selofán de distintas tonalidades y así tener luces de colores; con el paso del tiempo y la llegada de la electrónica, quien se daba maña, también agregaba un efecto estroboscópico o que las luces se encendieran y apagaran al ritmo de la música; y losmás fanáticos hasta conseguían la famosa bola de espejitos.

Generalmente los Asaltos se llevaban a cabo o bien en el patio de la casa o bien en la terraza en epoca estival o de calor (que era la época en que más proliferaban este tipo de fiestas) o bien en alguna casa que dispusiera de un comedor o living amplio para la época invernal. Tenía tres etapas bien definidas a saber: Llegada de los invitados: había un interludio de entre media hora y una hora que era el tiempo en que iban llegando los invitados, se saludaba, se conversaba unpoco mientras las chicas iban disponiendo de la comida y bebida traídas en una mesa preparada para la ocasión. También se acomodaba la música que, con el tiempo fue variando de formato: al principio long plays de pasta o de vinilo y después le siguieron los cassettes (no estoy seguro, pero creo que cuando apareció el CD, la práctica del Asalto ya había muerto o estaba agonizando). La comida no era nada sofisticado y la mayoría consistía en papas fritas, palitos salados o maníes; algunas chicas con mamás con ganas de trabajar podrán llegar a traer sandwichs y hasta tortas. Las bebidas invariablemente eran gaseosas, aunque siempre estaba el avivado que se traía alguna petaquita como para juntar ánimos. La música a veces era motivo de discusión pues chocaban gustos demasiados variados y lo que le gustaba a uno no le gustaba al otro y así. La segunda etapa consistía en un breve lapso para llenar el estómago, ponerse de acuerdo con qué musica se arrancaría, marcarse qué señorita iba ser el blanco de cada quién (eso entre los varones) como para no andar pisando terreno de otro, etc. La tercera etapa ya era el baile propiamente dicho, se comenzaba con música movida, lo que la moda del momento mandara: rock nacional, americano, pop de los 80, algún que otro tema heavy podía colarse. En esta etapa uno ya iba perfilando a ver si la chica en cuestión tenía onda con uno o no, y se aprovechaba este atapa, que tenía sus recesos para beber o seguir engullendo comida, para propiciar el chamuyo adecuando para hacer caer a la chica deseada. Y entonces comenzaba la cuarta y última etapa, y la más esperada por todos, tal vez, creo yo, se organizaba un asalto sólo esperando esta etapa: Los Lentos. Y ahí si la parla había dado resultado, llegaba el momento en la que la chica en cuestión se rendía a nuestros encantos, o sino, continuaba la estrategia y ahora comenzaba una lucha sutil con la dama de, simulando estar siguiendo los pasos del baile, llevartela a un rincón oscuro. Claro que acá nunca faltaba quién apagaba las luces para contar con la complicidad de las sombras y ocultar a los ojos de los padres dueños de la casa (sobre todo si eran los padres de alguna de las señoritas). Y acá se daba otra batalla. Si los padres de la dueña de casa eran medio cuidas, generalmente hacían visitas de sorpresa para ver que hacían esos zatrapas que habían invadido su casa y no sabían que intenciones tenían con la nena. Estos mismos padres eran los que, cuando se apagaba la luz, aparecían para prenderla, a lo cual, cuando se retiraban volvía a apagarse, y ellos regrsaban y volvían a encenderla, y así, hasta ver cuál de las dos voluntades prevalecía. El caso contrario, poro igual de incómodo se daba cuando, los padres eran "gambas", o sea eran piolas, pero ya se iban al otro extremo y, presenciaban todo el baile y hasta sacaban fotos, chochos con la nena (o el nene) que estaba de baile con sus amiguitos, y el más atorrante de todos le arrasraba el ala. Es más, algunos hasta invitaban matrimonios amigos o a hermonos y cuñados para que vieran como la nena o el nene y sus amigos se divertían. Esto conspiraba con las intenciones cazadoras de los chicos, pues nadie se atrevía (no por lo menos con la dueña de casa) a intentar nada. Y las chicas sobre todo eran las más cohibidas.

Lo cierto es que, con la aparición de las Matinés, o sea los bailes en los locales bailables (discoteques) para menores de 18 años, bailes que comienzan a las 18 o 19 horas y concluyen a la medianoche, el Asalto fue muriendo paulatinamente hasta que se extinguió. Hoy a nadie se le ocurre siquiera festejar un cumpleaños con un baile en su propia casa y hasta las estrategias de seducción se hicieron menos personales (o en persona, mejor dicho) si para eso está el chat o los mensajitos de texto. Atrás quedó ese mundo extraño donde una fiesta organizada en la terraza de una caza, con luces hechas con latas y música pasada por uno mismo en precarios grabadores o toca discos, era algo mágico, maravilloso y para muchos podía convertirse en la noche más recordada de su vida: la del primer beso, la de la primera novia/o, la de la primera borrachera, la primera trasgresión a escondida de los padres, pero de forma sana, inocente, para nada despojada de esa candidez que a pesar de todo un se negaba a abandonar.